SET MIA, Alessia Intime |
Ayer me llegó esto. Un set hermoso que descubrí en una de las páginas de lencería que sigo. Me encanta la lencería y sin embargo, casi no he comprado. Eso tiene que ver, no con mi poder adquisitivo, sino más bien con un complejo. Desde los 15 empecé a padecer de ansiedad y comía un montón, eso, sumado a los eventos trágicos de mi vida: conocer a mi medio hermana, recibir una indemnización por parte del estado, ver a mi familia cayendo como aves de rapiña en dinero que nos les pertenecía, entre otros, hizo que mi ansiedad fuera severa y tuviera ataques de pánico, además de un quiste en el ovario.
En fin, en plena pubertad/adolescencia empecé a subir de peso y luego en la universidad dejé de comer y adelgacé estrepitosamente. Subidas y bajadas. Siempre he hecho ejercicio, de hecho, practiqué gimnasia y patinaje competitivo cuando era niña, luego atletismo y fútbol, pero nada servía. La ansiedad era mucha, mi elección en comidas era bastante pésima y, cuando empecé con el vegetarianismo, no me informé bien y bajé un montón. No me sentía bien con mi cuerpo, utilizaba ropa ancha, que no se marcara, que no se viera, me avergonzaba de mis tetas (que por ese entonces eran T: 40) y, sobretodo, de mi abdomen.
Desde hace 3 años cambié mis hábitos alimenticios y, empecé en firme con el gimnasio. Claro, ya había bajado bastante peso respecto a como estaba en mi adolescencia pero lo bajé de forma incorrecta. Perdí todo el músculo que había formado en los años de patinaje y guardé grasa. En el 2017 empecé a limpiar mi dieta de azúcar, gluten (pues descubrí que era alérgica) y, por supuesto, lácteos y huevo. Eliminé la gaseosa, los tés azucarados, los jugos. Y, con errores y todo, poco a poco me iba direccionando. Luego conocí a un chico, Juan Sebastián, que entrenaba para ser fisicoculturista. ¡Tenía muchísimo músculo y una cara preciosa!, mejor dicho, era el sueño cliché de las chicas. Él me ayudó a entrenar, a enfocarme y generar hábitos de disciplina. Salimos durante poco tiempo pero hizo la diferencia en mi vida, claro, aunque yo seguía acomplejada y más con un chico de casi 2 metros, con el cuerpo y la cara perfectas. Sentía que no daba la talla. De hecho, siempre sentí que no daba la talla. En ninguna de mis relaciones. No era lo suficientemente delgada ni bonita. NUNCA LO ERA.
El 2018 entrené más duro. Limpie mi dieta aún más, pero surgió una complicación: me embaracé. No comí durante meses (eso ya lo conté en un post sobre la maternidad, por si quieren verlo) y el aborto me dejo sin defensas. Bajé todo lo ganado de músculo y mi salud se deterioró. Además de la pérdida de hierro, por la hemorragia. Cuando pude volver a comer, mi relación con la comida flaqueaba y no me sentía bien. Evitaba comer y cuando entrenaba no rendía. Ya en el 2019 retomé y fui de a pocos, cuidándome también de una vieja amiga: la tendinitis. Tampoco entrené frecuente porque tenía mil cosas: la universidad, el diplomado, el trabajo; apenas si podía respirar. Pero este año empezó muy bien. Retomé con toda el gym, mis hábitos, sin ansiedad, con una mejor relación con la comida y, sobre todo, una relación más sana con mi cuerpo. Sí, ya me siento bien. Me siento orgullosa de mostrarlo, de usar lencería, de verme al espejo y tomarme fotos.
Hoy tuve mi cita con el deportólogo. Me informó lo que ya sabía, que había bajado de peso, pero perdiendo músculo, aunque sin un aumento significativo de medidas. Mi tendinitis parece estar superada, al igual que la vergüenza por mi cuerpo.
En resumen: ahora, en el presente, me gusto y si pudiera hablar con mi "yo" del pasado le diría que no se acompleje, que se quiera como es, que es muy bella pero sobretodo muy inteligente y capaz.
Y ustedes, ¿se gustan?
¡Que bonito!
ResponderEliminarGracias por escribir todo eso que escribes.
Un abrazo fuerte.