jueves, 3 de diciembre de 2020

Ir adentro

Hola. Hace mucho no sentía ganas de escribirles porque ando con fluctuaciones de ánimo tremendas y mucha carga emocional. Casi todos los días lloro y me despierto a eso de la 1 de la mañana con una especie de presión en el pecho. Han sido días difíciles pero voy, y sigo viva. 

En medio de la tusa y lo que ustedes ya saben, he estado llenando un mural sobre mi proyecto de grado, mi poemario y mi investigación personal. He estado tomando fotografías de cómo avanza, de mis ideas y he jugado con colores, materiales y formas. La verdad me ha servido como distracción y para investigarme. Y esto último es de lo que quería hablar. De investigarse a uno mismo. Alguna vez leí -busqué entre mis libros para saber de quién era la cita, pero no lo encontré- que un escritor es una especie de antropólogo de sí mismo y que uno es su objeto de investigación, y sus emociones y eso luego pasa a un plano mayor porque al fin y al cabo habla de la experiencia humana y es por eso que otros, nuestros lectores, se identifican con lo que escribimos. Uh, yo creo que el 2020 ha sido un año muy retador (me siento como mi psicóloga pero es una buena palabra para describirlo) y a mí, en lo personal, me ha traído un "avance" en cuanto a mi investigación sobre mí misma. A veces -y creo que nos pasa a todos- sentimos que no avanzamos, que estamos ESTANCADOS, que hay algo que no nos deja despegar... y, claro, eso ha sido el 2020, la cuarentena, las restricciones, los cambios de hábitos peeeeero, sacando un lado amable, nos ha ayudado a conocernos un poco mejor. Al menos a mí. Con Jessica, mi psicóloga, hemos avanzado un montón y he encontrado patrones, comportamientos, incluso momentos de vida que se repiten o que repito, manías, pensamientos recurrentes y muuuuchas cosas que a la vez que nutren mi investigación para mi proyecto, me nutren como persona y ayudan a entenderme. Y hoy quería escribir sobre eso: a veces no hay un gran avance material (comprarse un carro, sacar el libro, irse de viaje, iniciar un emprendimiento) sino un profundo avance emocional (pillarse cómo y por qué hacemos las cosas, qué nos hace sentir bien, que ya no, cómo queremos, cómo nos incomodamos y por qué, etc) y en esta sociedad de logros, selfies, grandes fotos y publicaciones para instagram, marketing y esa sensación de "triunfo", no se suele valorar ese progreso, ese IR ADENTRO.

No digo que ir a terapia sea todo color de rosa, todo bonito, tampoco. Es incómodo, es doloroso, es agotador pero va dejando pequeñas herramientas o al menos el mero reconocimiento de las cosas (que ya es bastante) No sé si ahora soy una persona mejor -no creo-, pero al menos ahora me doy cuenta por qué o cuándo la cagué o cuándo estoy a punto de decir algo horrible o poco empático. Ahora les pregunto: ¿se han pillado sus comportamientos, sus ciclos, sus formas de evadir o enfrentar emociones?, ¿se han revisado por estos días?, ¿han tratado de ir hacia dentro?, ¿cómo va eso?  

Besos, cosas bonitas y... (vayan a terapia). Nos leemos después.