jueves, 24 de febrero de 2022

Shaking hands



Digamos que empiezo de nuevo el blog. Digamos que otra vez estrecho manos, doy bienvenidas, lanzo besos y hago signos de abrazos con las manos para los que están ahí, de pie, en la parte de atrás. Digamos que de nuevo digo: Hola, soy Ximena. Conozcámonos de nuevo. Olviden casi todo lo que dije de mí. Tengo 26 años, estaba en quiebra, me estoy recuperando de covid, quiero escribirles aquí sobre mi vida en inglés y español, quiero decir que ya no me inclino hacia nada, que no sé si sea poliamorosa, hetero cis, feminista, que solo estoy navegando esto de la existencia y me cuesta cada día, kinda shit.

Entonces podría decir, con toda honestidad, que ya no soy constante con muchas cosas en mi vida, especialmente este blog. Que bailo y me ejercito más que lo que escribo y que he tenido una tos que no para desde hace semanas. Que me hago las uñas para evitar ver el producto de mi ansiedad a tope y que paso mucho tiempo en silencio, con mi gato, en casa, aunque suene cliché. Que hace poco terminé (otra vez) una de mis relaciones más longevas pero con una paz que no me explico de dónde vino. Que no sé bien cómo comunicarme por whatsapp ni cómo dejar de parecer una psicóloga con cada cosa que digo cuando escucho a mis amigos. Que sigue sin gustarme el pan. Que me gusta el té chai. Que canto boleros. Que no le veo mucha utilidad ahora a estudiar una maestría en Colombia. Que tengo síndrome de impostora. Que muchas cosas. Que hola, quiubo, cómo le va.

Que gracias siempre por leer, incluso esta rara versión 2.0. Bienvenides, again.