miércoles, 20 de julio de 2022

Un último blog para Á (?)


No sabría cómo empezar a escribir sobre un compañero de vida, que con el tiempo se ha transformado en Miguel Ángel, luego en Migue y ahora Ángel, o solo Á en mi teléfono. Hoy desperté con una sensación extraña después de un sueño que luego palpé real: ya no estamos juntos. Se lee raro pero apenas hace una semana caí en la cuenta de que terminamos esa etapa de nuestra vida. Estaba tan ocupada viviendo el duelo de Kevin (ah, porque para los que no me siguen en instagram y/o otras redes sociales, murió mi otro novio, Kevin), estaba tan ocupada con mi nuevo trabajo, con experiencias extrasensoriales, historias, psicoanálisis y psicología que no había procesado (¡casi 6 meses después!) que terminé mi relación más "estable" y bonita. 

La verdá no sé por dónde empezar a desenmarañar todo esto porque todo pasó demasiado rápido. Con Migue optamos (en un intento quizá desesperado) por reabrir la relación y, mientras sonaban campanas y rumores de matrimonio y un viaje a Suecia juntos, me enamoré fatalmente de Kevin. Digo fatalmente porque así se sintió, a pesar de una de-construcción del amor romántico, de una repensada educación sentimental, caí (como en el inglés "fall inlove"), y ese caer enamorada no me dio opción de pensar en otros vínculos, en poliamor: se sentía como una decisión necesaria, como jugarse el todo por el todo... y entonces decidí terminar con Migue, dejar de vivir juntos y muy MUY rápidamente empecé a pasar muuucho tiempo con Kevin, querernos, amarnos bonito a su manera (monogámica) y después de un mes (¡1 mes!) sale de mi casa a un viaje a Florencia, Caquetá y muere ahogado. Ajá. Así. Pum. Con puntos. Con contundencia. Cruel. Entonces quedo ____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________¿cómo se va a morir justo ahora?, ¿justo así?, ¿justo siendo novios?, ¿cómo se va a morir de la misma forma que Papi? Ajá. Así. Pum. Con puntos. Como la muerte. Como la vida. ¡Plop!

Entonces vienen los ritos funerarios, conocer a su familia, el dolor, la desesperación, también las manifestaciones hermosas y no tan hermosas de un ser que amó y fue amado en mi casa, las velas, los inciensos, la gastritis, el vértigo. Una larga lista y detalles que espero poder contar en otro blog __________________________________________________________________________________

Y entonces Migue ___________________________ ¡plop!, y entonces una llamada de sentido pésame de su parte. Y entonces también un dolor de no estar juntos y de la fatalidad de la muerte que incluye nuestra inevitable (también) separación. Y entonces todos los dolores juntos que parecen anular todo dolor, y entonces solo sentirme vacía y sin rumbo, sin cuerpo pero con punzadas, como por fuera de la realidad pero muy viva porque respiro y Kevin ya no. Entonces anestesiar una parte que siente infinito amor por Migue porque no puedo con tanto, porque el cuerpo se agrieta y se rompe, es frágil, y los afectos se anulan, se duermen, se congelan por un periodo (ahora entiendo) de 6 meses.

__________________________________________________________________________________

Entonces vernos con la excusa de unas gafas, presintiendo que podía ser demasiado perjudicial. Abrazarnos muy fuerte y comprobar que tras la muerte había aún mucho amor, tomarnos un café afanado y salado por las lágrimas. Comprobar que el amor está pero algo se rompió y no sabemos cómo repararlo. Y entonces un abrazo con mocos en la avenida y un: quiero morirme, de mi parte. Una hemorragia que me paraliza y nos hace despedirnos. Chao, amor.

__________________________________________________________________________________

Entonces nuestra última llamada el 06 de abril que duró (36 min 33sec). Me pregunta del otro lado cómo estoy por la muerte Kevin y le cuento vagamente, y entonces él me cuenta que su abuela murió y su papá volvió de Suecia. Todo, entonces, en cuestión de 1 mes. Fue un muy caótico entonces. Lloramos al teléfono, perdidos, sin saber por qué estábamos en ese ciclo tan horrible de vida/muerte ambos y sin el apoyo valioso que podríamos darnos como pareja. ¿Pero cómo volver después de la muerte? ¿Cómo resetear nuestra relación con algo tan definitivo en medio? 

Silencio __________________________________________________________________________________

Compartimos en total 3 años y ½ de nuestra vida. Vivimos juntos desde 2018. Exploramos distintas formas de relacionarnos y así permanecer juntos, hablamos, tuvimos conversaciones incómodas,  propusimos dejar el ego, propusimos reinventar el amor y la familia: poliamor, amor libre, complicidad, amistad... solo queríamos estar juntos. Nos embarazamos y abortamos, luchamos en la enfermedá, sobrellevamos la pandemia y la crisis económica, nos separamos brevemente, jugamos a balancear siempre las cargas, sostener al otro, incluso mantenerlo si era necesario (y lo fue) y entonces no sé qué pasó. Miro atrás y no entiendo dónde tropezamos para hoy obtener este silencio, esta ausencia tan increíble. Jamás creí que pasáramos a ser solo desconocidos, después de vernos en hospitales, en el inodoro arrodillados sobándonos las espaldas, después de la infame carencia económica, después de la sangre y el aborto, de la tos que no cesaba tras los viajes, de las 1001 bodas que cubrimos de otros y nosotros "algún día", "pronto", "estamos planeándolo y ahorrando", les decíamos a los clientes. Y ahora nunca, ahora no, ahora un silencio abrumador, ahora una compañía que ya no es nosotros, ahora una historia de cómo casi nos casamos, ahora un despliegue de "yo aprendí con", de "cuando viajé con", de "cuando viví con". Ahora un número que no borro y a veces pesadillas como la de anoche y la de esta mañana al despertar: pesadillas en las que no nos hablamos nunca más y no hay abrazos ni "estrellas para grandes guerras como la de nosotros" como dijo Sandra Cisneros en Último poema para Richard.

Este es mi último blog para Á (?)


 



 

jueves, 24 de febrero de 2022

Shaking hands



Digamos que empiezo de nuevo el blog. Digamos que otra vez estrecho manos, doy bienvenidas, lanzo besos y hago signos de abrazos con las manos para los que están ahí, de pie, en la parte de atrás. Digamos que de nuevo digo: Hola, soy Ximena. Conozcámonos de nuevo. Olviden casi todo lo que dije de mí. Tengo 26 años, estaba en quiebra, me estoy recuperando de covid, quiero escribirles aquí sobre mi vida en inglés y español, quiero decir que ya no me inclino hacia nada, que no sé si sea poliamorosa, hetero cis, feminista, que solo estoy navegando esto de la existencia y me cuesta cada día, kinda shit.

Entonces podría decir, con toda honestidad, que ya no soy constante con muchas cosas en mi vida, especialmente este blog. Que bailo y me ejercito más que lo que escribo y que he tenido una tos que no para desde hace semanas. Que me hago las uñas para evitar ver el producto de mi ansiedad a tope y que paso mucho tiempo en silencio, con mi gato, en casa, aunque suene cliché. Que hace poco terminé (otra vez) una de mis relaciones más longevas pero con una paz que no me explico de dónde vino. Que no sé bien cómo comunicarme por whatsapp ni cómo dejar de parecer una psicóloga con cada cosa que digo cuando escucho a mis amigos. Que sigue sin gustarme el pan. Que me gusta el té chai. Que canto boleros. Que no le veo mucha utilidad ahora a estudiar una maestría en Colombia. Que tengo síndrome de impostora. Que muchas cosas. Que hola, quiubo, cómo le va.

Que gracias siempre por leer, incluso esta rara versión 2.0. Bienvenides, again.