domingo, 2 de febrero de 2020

Lo cotidiano: todo un acontecimiento


Lo que pretende este blog, lo que pretendo yo es decirles, así, de frente: lo cotidiano es un gran acontecimiento. Pasamos de largo, lo vemos sin mucho reparo, nos convencemos y creemos que lo que vivimos a diario no merece la pena ser contado. Y no. Ahí es donde todos fallamos. Lo cotidiano, la vida en sí, es todo un gran evento. No diré clichés como que la vida es una fiesta y no sé qué más cosas. Tampoco es fiesta. No siempre se disfruta, pero incluso en eso que nos amarga, que nos afea los atardeceres hay una historia valiosísima. Este blog pretende contarles una vida sin filtros y hacerles ver que lo que vivo a diario es increíble: una reflexión, un buen sexo, un replanteamiento sobre mis relaciones, un viaje, un anhelo mientras lavo la loza, yo qué sé. Bueno, eso es lo que pretendo, saber si lo logro es otro cuento.
Hace poco vi una publicidad en instagram de una chica que hace blogs, creo que es española. Dentro de la publicidad decía (en negrillas y en mayúscula) TU BLOG NO ES TU DIARIO.  Entonces yo,  medio ofendida, seguí leyendo, esperando que argumento iba a dar. En pocas palabras sostenía que ninguna vida merece ser contada fielmente a los hechos, que ninguna vida (salvo la de los famosos) es extraordinaria y, además, que a nadie le podría interesar. Yo dije: Mmm, bueno, señora. Sin creerme el ombligo del mundo, creo que a quiénes me leen sí les importa mi vida. Y no soy famosa.
Y no se trata de que me lean solo por el chisme, por saber de mí, por ver mis fotos, por el morbo. Se trata de que se ven reflejados a veces, reflexionan con lo que cuento o simplemente les entretiene. Eso de que debemos llevar una vida de lujos para interesarle a los lectores, a alguien en general, está muy desfasado. Creo que el problema radica en el elitismo y clasismo de la afirmación, ¿no creen? ¡Qué miedo! Entonces estamos destinados a leer solo historias de personas que tienen dinero, a ver stories y videos de personas en sus vacaciones en el yate y sus looks y outfits. Y sí, sé que pasa con los influencers, pero creo que aún antes de ganar los beneficios monetarios de las redes, solo mostraban su día a día. Con familia adinerada o sin. Con chistes tontos, juegos en un computador barato, una cámara de lo más sencilla que grababa lo que se les ocurría. Tal vez esa especie de sinceridad convirtió el fenómeno youtuber e influencer en lo que ahora es. No sé. Tal vez lograban volver lo cotidiano un acontecimiento. Algo para contar.Sé que el tema es algo controversial, pero algunos saben potencializar sus historias. No significa que sean buenos contadores de historias ni que tampoco sean interesantes o tengan talento. Solo se muestran y han sabido registrar su vida, su experiencia. Han sabido crear una marca personal.

Yo les muestro lo que hay y me encanta que me escriban cuando se sienten identificados con mi historia, cuando les sucede algo parecido, cuando vibran con un texto que manufacturé con cariño y algo de disciplina. No soy influencer, no soy instagramer, no vivo en medio de lujos ni me pagan aún por esto. Mi pasado ya lo conté. Mi vida la sigo narrando jueves y domingos aquí, como lanzando una botellita turquesa a internet con un mensaje dentro, con la esperanza de que alguien le vea sentido, valor, le guste, lo saboree y lo comparta.
Hoy empecé a leerle a Miguel "Vivir para contarla" de Gabo. A él le encanta que yo le lea cuentos en voz alta de diferentes autores, más que todo infantiles. Se emocionó cuando Gabo narraba su situación económica, cuando no tenía ni un peso por escoger vivir de la escritura:

-Pero no por lo mismo -dijo ella-. Yo pensé que eras un limosnero. -Me  miró las sandalias gastadas, y agregó-: Y sin medias.
-Es más cómodo -le dije-. Dos camisas y dos calzoncillos: uno puesto y otro secándose. ¿Qué más se necesita?

Creo que eso es lo increíble cuando se escribe con sinceridad, se conecta con las personas. Cuando no eres genuino el lector lo resiente, siempre lo diré. Miguel se emocionó, como si una parte de sí no creyera que en un libro alguien pudiera vivir como él vivió cuando se independizó y no tenía ni para comer. A veces endiosamos la literatura, los textos, los autores. Sobre todo a los autores.
La vida cotidiana acontece y quien tenga el don y la disciplina puede contarla de maneras maravillosas.

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