jueves, 12 de septiembre de 2019

🌻

Girasola, Miguel Ángel, Cartagena 2019

Este viaje fue memorable. Ya había hablado antes de él en el blog pero debo volver a la memoria. Fue exactamente hace 1 mes. Fue antes de esta crisis de ansiedad. Y es que eso me recuerda esta fotografía -tomada por mi siempre talentoso novio-: la ansiedad puede verse así. La depresión puede verse así. Supuestamente el color amarillo es símbolo de felicidad. Y ya ven. A mí me parece que han sido más de 3 meses desde que fui tan pero tan plena. Solo ha pasado 1 mes y estoy al borde de enloquecerme. O ya estoy loca y ya ni veo el borde. Me retiré de redes sociales desde la semama pasada, solo escribo pendejadas de vez en cuando en twitter, pero he reducido mi tiempo en línea menos de la mitad. Estoy cansada de los hipervínculos, de los chismes, de tanta información: estoy apabullada, saturada, abrumada. El mundo es un lugar inhóspito y horrible donde solo buscamos un placebo -un amor o varios, una droga, una red social- para no enfrentarnos al verdadero ahora. Mi ahora es un parque lleno de niños, donde unos gritan ¡GOL! y una mamá lee con su hija un cuento de una espía. Mi ahora es jueves, mi día favorito de la semana, un 12 - día par- y la ansiedad por el mundo y un cuento sobre un niño autista que todavía estoy construyendo. Todavía tengo restos de ese amarillo-felicidad-cartagenístico en el pecho pero no es suficiente.
Solo sé que hoy es jueves, día 12 y par, no estoy bien pero tampoco tan mal. Hoy intento estar mejor.

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