jueves, 17 de octubre de 2019

Alfabeto


Identidad, LaCuatro, 2016

A: mi abuelo, el tinto con panela a las 5 de la mañana mientras todos mis tíos y primos dormían. Las caminadas a la tienda de Don Juanito y las veces que me preguntaba: ¿qué quiere mamita? Y yo decía: helado, helado. ¿Helado, paleta y un puño en la jeta? Y agarraba a reír. Nunca me compró el helado. Me timaba con un bonyurt.
B: Los besos que no doy porque me dan asco las babas.
C: Chocolate, clavos y canela. Chocolate de mi abuela alcahueta. Chocolate a toda hora. Porque sí. Porque no. Chocolate para la sed. Luego el cuatro, motivo de este blog. Y de últimas el cáncer que se llevó a mi abuela y a tantos otros más.
D: Ducales. Las ducales con chocolate. Partidas, aplastadas: hechas sopa. Las ducales porque nunca me gustó el pan y porque mi abuela alcahueta las compraba para mí. El dolor cuando mi papá murió, cuando la misma abuela nos deseó la muerte y nos desterró. Dolor cuando mis amigos y yo conformamos en el trío: dos guitarras y mi voz. Dolor cuando hablábamos de nuestra orfandad: los tres sin papá, los tres experimentando drogas por primera vez.
E: Lo que hago. Mi oficio. El motivo de este blog, de todas estas semanas exponiendo mi vida, tratando de tocar una que otra sensibilidad, alma, corazón -como le quieran llamar-. Escribir es la quinta letra de mi alfabeto personal. Lo que impulsa este blog. El encuentro con la palabra. Exhibirme, exponerme, embarcarme en la aventura. Dejar el lugar cómodo: enfrentarme cada día a un papel, a una entrada en blanco. Y elegir seguir haciéndolo.

Y... ¿cuál es su alfabeto personal?

Siempre gracias por leer y buena luna.

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