Mi cuerpo está a disposición del otro, incluso, creo, es una escena más íntima que el sexo. Es más ritual. Yo me despojo ante el otro y así, desprovista de pretensiones, dejo que alguien más capte eso que se escapa de mí: que no contengo pero tampoco provoco. Solo dejo que acontezca.
Esta entrada, como muchas otras, es una declaración de amor. A la piel. A esa piel que extendemos al otro en cada relación, en cada intercambio. Nuestra piel que se extiende en el mundo o más bien nuestra piel que es del mundo y se extiende en nosotros. Hablar de mi piel es hablar de las otras, de las compartidas, de las negadas, de las abandonadas. Esta entrada es una declaración del tacto, del amor al tacto y al tocarnos: a vincularnos.
Declaracion de amor:
A mí, sin vanidad, a mi cuerpo, sin pretensiones, a mi novio, con complicidad, a mis amigos, con compromiso, al elemento fuego, del que soy, a la naturaleza, de la que hago parte, al mundo, que me duele tanto y a ustedes que me leen, con agradecimiento.
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