domingo, 26 de mayo de 2019

Gitana

Escribo esto tratando de continuar con las reglas que me puse a mi misma para blog. Me dije: mi misma, vas a escribir jueves y domingos pase lo que pase. No excuses. Bueno. Total. Yo nunca me hago caso. Ya es lunes, de madrugada, pero lunes. Voy viajando, llevo ocho horas en este bus que tiene dos pisos y wi-fi. Resulta que mientras todos duermen yo estoy activada, con la mente curiosa, mirando los caseríos por la ventana, el reloj y un letrerito en rojo que avisa cuando el baño está ocupado. Creo que aparte de mirar, le hago barra en secreto al conductor. Dicen que es una vía muy peligrosa, con mucha curva y angosta. No puedo evitar sentir algo de nostalgia en los viajes. Siempre he viajado. Mi vida ha transcurrido por carreteras, pueblitos sin nombre y playlist bien pensadas para el recorrido. Mi mamá me crió como una gitana y nunca me he habituado a quedarme quieta por mucho. Mis mejores recuerdos están en buses, aviones o en el olor de un aeropuerto, de un jabón característico de una terminal. Mi infancia en Sogamoso, Duitama, Yopal, Bogotá, incluso Bucaramanga, repartidos mis afectos geográficamente y mis amigos también, desperdigados, interdepartamentales e inconstantes. Así transcurrió mi infancia y pubertad. Conozco mucho territorio gracias a eso y sin embargo, desconozco mucho de relaciones duraderas, de permanencia y esa admirable paciencia de las amistades constantes. Mi mamá nunca compraba muebles, sabía que era engorroso para la futura mudanza, que aun no estaba planeada ni tenía lugar, pero todos teniamos la certeza de que ocurriría. Yo aún -ya viviendo sola desde los dieciséis-
me rehúso a tener algo más que un escritorio, mi cama y los electrodomésticos básicos, con la creciente sospecha de que me mudaré y seguiré con mi vida gitana en otra parte.
Escucho una canción triste y el conductor parece animado por mi barra silenciosa. Avanzamos por la carretera y yo sonrío con un jueguito antiguo: línea amarilla, linea amarilla, señal, línea amarilla, linea blanca, señal, señal, árbol. Sigo.

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